domingo, 6 de marzo de 2016

Jabón de laurel, crónica de un desastre

Tengo unos cuantos laureles en casa. Por desgracia, no todos dan bayas, apenas un par de ellos, pero son suficientes para permitirme hacer un oleato con bayas de laurel. Extraer el aceite de las bayas es un proceso complicadísimo y con un resultado muy pobre, se necesitan muchísimas para obtener unos pocos gramos de aceite de laurel. Como soy poco dada a complicarme la vida, para mí un oleato es una opción estupenda, no es lo mismo que el aceite de laurel, pero me vale.

Un oleato es una de las formas que tenemos de obtener o extraer los beneficios de las plantas. Se pueden hacer en frío o en caliente y con planta fresca o seca. El oleato hecho en frío consiste en llenar un bote de cristal con la planta que hayamos elegido y cubrirla por completo con aceite. Se suele utilizar aceite de oliva, de girasol o de almendras. El bote lo guardaremos en un lugar seco y oscuro y lo mantendremos así, moviéndolo cada cierto tiempo, entre 30 y 45 días. Después tendremos que colar muy bien el contenido y podremos usar el aceite para nuestro jabón.

Al realizar el oleato en caliente, acortamos mucho el tiempo de espera. En este caso yo utilicé este método por eso, por ser más rápido. Dado que para realizar un oleato en caliente, no conviene que la temperatura sea demasiado alta, yo utilicé la thermomix. Primero trituré todas las bayas, después las cubrí con aceite de oliva y, por último, las tuve durante dos horas a la temperatura mínima, 37º. El aceite bien colado, lo utilicé en la receta. Una advertencia, al ser aceite de oliva, cuando calculemos la fórmula en la calculadora, lo pondremos como aceite de oliva, que el hecho de ser un oleato de bayas de laurel, no lo convierte en aceite de laurel ;).



Este jabón lo realicé hace ya algún tiempo, fue uno de mis primeros experimentos, apenas llevaba unos meses metida en el mundo del jaboneo. La falta de experiencia se suele pagar tarde o temprano, pero es verdad que de los errores, o de las  meteduras de pata, también se aprende. Como suelo ponerme a hacer jabón cuando me da el arrebato, no me gusta mucho elaborar jabones que requieran preparativos con antelación. Es por eso, por ejemplo, que no suelo usar infusiones u otro tipo de ingredientes que deban congelarse porque es evidente que eso hay que tenerlo previsto al menos un día antes ;). Pero en esta ocasión, eran tantas las ganas que tenía de hacer este jabón de laurel que, no sólo hice el oleato, sino que también preparé la infusión de hojas de laurel y, claro, la congelé para que, al mezclarla con la sosa, ésta no la achicharrara. Además, para que el contenido de laurel fuese el máximo posible, pulvericé unas hojas secas de laurel y las añadí en la traza, de ahí las motitas más oscuras que se ven el la foto.




Pues eso, que tenía todo bien preparado, hago el jabón, casi dos kilos, lo vierto en el molde y, cuando voy a coger el molde para envolverlo con el film, me quedo con las paredes en la mano, la base se queda en la encimera y todo el jabón se desparrama por todas partes. No sé si os hacéis una idea de lo que son 1800 gr. de jabón desparramados... Entré directamente en modo histeria, lo que en mi caso va unido a modo bloqueo... ¡¡¡No, no, no..., no me puede estar pasando esto!!! Por suerte, no hacía mucho había leído un caso parecido en el foro de mendrulandia y recordé que el jabonero en cuestión, salía del paso cogiendo a toda velocidad el primer recipiente que tenía a mano y echando en él toda la masa que podía recuperar. Así que yo agarré la cazuela e hice lo propio, recompuse el molde, lo coloqué sobre una bandeja y volví a llenarlo con el jabón rescatado. A pesar de que no se lo merecía para nada, lo envolví con el film y lo dejé bien abrigadito para que gelificara. La parte más importante de este relato es la BANDEJA. Esto es lo que aprendí, siempre que dudes de la resistencia de un molde desmontable, ponlo encima de una bandeja ;).




El color del jabón es totalmente natural, un verde precioso, ¿verdad? Pero la pena es que apenas duró un tiempo y acabó quedando de un tono parduzco difícil de definir, es lo que suele pasar con muchos colorantes naturales. En cuanto al olor, recién hecho era increíble, un olor riquísimo a laurel pero ese aún duró menos que el color...

Quiero dejar claro que éste no es un jabón de Alepo, no tiene nada que ver. La composición del jabón de Alepo es 65% de aceite de oliva y 35% de aceite de bayas de laurel. Para este jabón utilicé la siguiente receta:


JABÓN DE LAUREL

- Aceite de oliva (oleato de bayas de laurel), 861 gr.
- Aceite de coco, 201 gr.
- Manteca de karité, 153 gr.
- Cera de abeja, 19 gr.
     - Sosa, 158 gr.
     - Agua, 408 gr.

- Sobreengrasado, 9%
- Concentración, 28%


Por cierto, la fotos son muy malas, pero, como ya he dicho, este fue uno de los jabones de mis primeros tiempos, cuando hacía las fotos más como recuerdo que como otra cosa, y cuando ni se me pasaba por la cabeza que algún día publicaría un blog :).

Por último, si alguien tiene interés en saber cómo se obtiene aceite de las bayas de laurel, Mónica, de "El arte del jabón", lo explica estupendamente aquí.

12 comentarios:

  1. Ha quedado estupendo a pesar de la odisea que has tenido que pasar. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias!, por el comentario y por la visita :). Este tipo de incidentes se sufren con agobio en el momento, pero luego casi se recuerdan con cariño. Son los tropiezos propios del aprendizaje. Un saludo afectuoso

      Eliminar
  2. Qué peripecias! Y a pesar de estos comienzos atolondrados te has convertido en toda una artesana del jabón. Qué bien y qué rico todo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias, corazón! No te creas que no sigo sufriendo peripecias... El jabón es muy suyo y muchas veces te obliga a improvisar sobre la marcha (en cuanto a decoraciones se refiere, claro). Pero ya dicen que la experiencia es un grado y vas desarrollando estrategias para salir del paso ;)

      Tanto te ha gustado la entrada que has comentado por duplicado XD. Borro el comentario repetido, ¿vale?

      Un abrazo fuerte, fuerte

      Eliminar
  3. jejejejejeje, a ti te paso asi, y lo rescataste, a mi me paso otro accidente y el suelo quedo estupendamente limpio.
    Gracias por tu historia.
    Biki

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, se ríe uno a posteriori, ¿verdad? Esto de jabonear está hecho para personas intrépidas y aventureras ;). Muchísimas gracias a ti, Biki, por tu comentario y por tu visita. ¡Un saludo, guapa!

      Eliminar
  4. Esto es lo que en más de una ocasión te hace preguntarte ¿por qué coño me meto yo en estos berenjenales?jejejeje pero volvemos una y otra vez.... Tiene una pinta estupenda y lo del olor y el color yo he aprendido que es en lo que más se fija la gente y lo que menos importancia tiene a la hora de la verdad. La cualidad de un jabón está en su uso y en como nos deja la piel, porque por bien que huela y el color sea estupendo (lo que nos dan la mayoría de los comerciales) el mejor juez es la piel. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No puedo estar más de acuerdo contigo, Ana María, en todo. La elaboración de jabón tiene un componente adictivo que debería ser estudiado a conciencia. Yo siempre lo advierto, no me gusta que la gente se lleve a engaño, que luego, cuando no pueden parar de jabonear, te vienen a pedir cuentas..., jajaja. Es una actividad realmente maravillosa, si no fuese así, no seguiríamos intentándolo después de los "resbalones" que a veces pegamos ;)

      Y sobre olores y colores, pues ya lo has dicho tú muy bien. En realidad no son más que apariencia, lo realmente bueno está en el interior.

      Un saludo afectuoso y muchas gracias por pasarte por aquí, es un gusto verte :)

      Eliminar
  5. Me imagino el desastre!! a todas nos ha pasado algo parecido alguna vez, pero cómo bien dices de todo se aprende. El jabón de laurel es uno de mis favoritos, como no tengo bayas compro el aceite de laurel. Con el tiempo coge un color pardo pero si lo cortas por la mitad encuentras un verde precioso y para la piel es espectacular. Un besote

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Lourdes, lo primero de todo, discúlpame por haber tardado tanto en contestar...

      Claro que sí, se aprende de todo, sobre todo de los fallos, y no dejamos de aprender. Como el jabón muchas veces es imprevisible, lo que mejor viene es dominar la improvisación y la solución rápida de problemas. Acabas superando eso del bloqueo..., bueno, la mayor parte de las veces ;)

      Siempre digo lo mismo, me encantan los colorines, pero los jabones sin nada, los más naturales, tienen también mucho atractivo.

      Muchas gracias por tu visita y por tu comentario. Un abrazo, guapa!

      Eliminar
  6. si compro las barras de gliserina saldra igual? esque en estados uniods no consigo la sosa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Mónica. Lo primero de todo, discúlpame por tardar tanto en contestarte, tengo el blog abandonado, pero no me gusta dejar los comentarios sin contestar, agradezco mucho que os toméis un tiempo en escribir por aquí.
      No quedaría igual para nada. El jabón de glicerina no tiene nada que ver con el de sosa... Por otro lado se me hace raro que no encuentres sosa en Estados Unidos porque allí hay muchas y grandes jaboneras. Voy a ver si encuentro alguna página americana de jabones para enviarte la dirección.
      Un saludo afectuoso y gracias por tu visita.

      Eliminar